Psicología y Fisioterapia para el Trauma

¿Qué es el Trauma?

La palabra “trauma” significa herida. En el contexto de la Psicología, cuando hablamos de trauma podemos hacer referencia a dos tipos de trastornos que comparten entre sí muchas similitudes: el Trastorno de Estrés Post-Traumático o TEPT y el Trauma Complejo.

El TEPT es el conjunto de síntomas que se produce en algunas personas cuando se enfrentan a una situación de amenaza psicológica o vital, de la que no pueden escapar y para la cual sus recursos habituales de afrontamiento son insuficientes. Esta situación – como por ejemplo ser víctima de un desastre natural, un accidente automovilístico o una agresión sexual- queda por tanto sin procesar y asimilar, dando como resultado los siguientes grupos de síntomas:

  • Síntomas de reexperimentación, en forma de flashbacks, pesadillas o pensamientos intrusivos. Suelen desencadenarse al contactar con un estímulo que tiene alguna conexión sensorial o de significado con el acontecimiento traumático.
  • Síntomas evitativos: se intentan evitar situaciones, lugares, personas, pensamientos o cualquier tipo de estímulos que recuerden al evento traumático.
  • Síntomas de hipervigilancia e hiperreactividad, que cursan con una hiperactividad del Sistema Nervioso Simpático (SNS) e incluyen tensión muscular y psicológica, sentirse fácilmente sobresaltado/a, insomnio y arrebatos de ira.
  • Síntomas cognitivos, como problemas de concentración y amnesia en torno al recuerdo traumático.
  • Síntomas afectivos: afecto plano, desconexión emocional, pérdida de interés en actividades que previamente se disfrutaban (anhedonia), sentimientos de culpabilidad, pensamientos negativos sobre sí mismo/a y el mundo...

A veces, sin embargo, no podemos hablar de un único evento desencadenante. Cuando la persona ha estado expuesta en la infancia a situaciones amenazantes repetidas (incluyendo situaciones de abandono, maltrato o abuso), especialmente si sus cuidadores principales han estado implicados negativamente en dichas situaciones, hablamos de Trauma Complejo.

En el Trauma Complejo suele estar presente gran parte de la sintomatología propia del TEPT, pero además se caracteriza especialmente por:

  • Desregulación emocional y fisiológica, incluyendo incapacidad para tolerar o moderar emociones intensas, alteración de funciones corporales o capacidad disminuida para identificar o describir emociones o sensaciones corporales.
  • Desregulación de la atención y la conducta. Esto incluye la preocupación constante por una amenaza o bien la incapacidad de percibirla, dificultades para mantener la atención o dirigir el comportamiento a objetivos e intentos inadaptados de autorelajación.
  • Percepción muy negativa y persistente de sí mismo/a, incluyendo autoaversión, sentimientos de inutilidad y sentimientos de defectuosidad.
  • Desregulación relacional. Esta desregulación puede manifestarse tanto en extremos de agresividad física o verbal, desconfianza extrema y persistente hacia los demás y disminución de la capacidad de empatía, como en el extremo contrario de búsqueda inapropiada de intimidad, respuesta exagerada al malestar de los demás o dependencia excesiva de otras personas.

¿Por qué es necesario un abordaje integrado corporal y psicológico en el tratamiento del Trauma?

Como resultado de la exposición traumática, en las personas traumatizadas podemos encontrar:

  • Una hiperactivación crónica de los sistemas de alerta. El peligro o la situación amenazante ya pasó, pero el organismo ha quedado de alguna manera atrapado en el pasado.
  • Una desconexión de sí mismo/a, de su cuerpo y del presente. Una de las estrategias que nuestro organismo emplea para sobrevivir a situaciones que nos superan es la desconexión. Para alejarse de sensaciones y emociones que resultan aterradoras o insoportables, el cerebro de las personas traumatizadas aprende a silenciar aquellas áreas cerebrales (como la ínsula o la corteza prefrontal medial) implicadas en la percepción del Yo. Desafortunadamente, el precio a pagar por esta estrategia es demasiado alto: la persona pierde su capacidad de sentirse viva, presente en su cuerpo en el aquí y el ahora. Además, al bloquear la capacidad de sentir, se pierde también la posibilidad de autoregulación.

El objetivo del tratamiento del Trauma ha de ser devolver a la persona una sensación de seguridad que le permita volver a habitar su cuerpo y conectar consigo mismo/a y con el presente.

Si padeces sintomatología relacionada con el trauma, puedes contactar por correo electrónico, whatsapp o pedir más información en una cita telefónica gratuita y sin compromiso.

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