Somatizar es expresar de forma corporal contenido psicológico: por ejemplo, manifestar como dolor de barriga la ansiedad antes de un examen. Es algo que en mayor o menor medida todos/as hacemos, ya que no existe expresión emocional aislada del cuerpo: todo lo que sucede en nuestra psique, especialmente a nivel emocional, se expresa a través del cuerpo.
Sin embargo, a veces, el grado de somatización puede llegar a ser incapacitante para la persona, considerándose un trastorno. El trastorno de somatización consiste en la presencia de síntomas corporales subjetivos para los cuales no existe ninguna causa orgánica demostrable o mecanismo fisiopatológico conocido que pudiera explicarlos. Se presupone que la causa de que la persona perciba dichos síntomas es por tanto de origen psicológico. Esto a menudo supone un sufrimiento añadido para la persona, debido al estigma que predomina aún a día de hoy entorno a la enfermedad mental.
En los trastornos psicosomáticos, sin embargo, sí pueden encontrarse hallazgos físicos que correlacionen con la sintomatología experimentada. No obstante, se considera que dicha sintomatología está igualmente causada o potenciada por factores psicológicos, siendo el principal el exceso de estrés. Así, existe prácticamente una equivalencia entre los diferentes trastornos psicosomáticos y las manifestaciones físicas del estrés, entre las que se encuentran:
Es muy importante saber que:
Es aconsejable que la sintomatología que presenta la persona sea objeto de exploración médica previa que descarte patologías orgánicas importantes. No obstante, tanto en el caso de aquellas alteraciones psicosomáticas que cursan con sintomatología física más evidente como en aquellas otras en las que la sintomatología es exclusivamente subjetiva (como el dolor crónico), un tratamiento eficaz y eficiente requiere abordar tanto el cuerpo como la psique.
En principal factor desencadenante de somatizaciones es el exceso de estrés, ya provenga de situaciones actuales o pasadas y sea de tipo cuantitativo o cualitativo. Este exceso de estrés media cambios expresados a través del sistema nervioso y hormonal que terminan desencadenando sintomatología, en unos casos manifiesta y en otros subjetiva.
A su vez, la sintomatología física experimentada, como por ejemplo el dolor, tiene la capacidad de incrementar el estrés padecido por la persona. Es más, el hecho de que en múltiples casos no exista una causa orgánica demostrable para los síntomas es también un factor generador de estrés para la persona si es acusada de fingimiento, o si se vierte sobre ella el estigma de la enfermedad mental.
Se forma pues un círculo entre estrés y sintomatología física que es preciso romper. Para ello será necesario trabajar de forma simultánea y complementaria desde dos focos:
Si padeces somatizaciones o alteraciones psicosomáticas y te gustaría darles solución, puedes contactar por correo electrónico, Whatsapp o pedir más información en una cita telefónica gratuita y sin compromiso.
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